JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ TORGA
El texto circula, como curiosidad, en ámbitos restringidos. Me llega procedente de un ejecutivo de gran empresa. Para mí tiene el valor añadido de las referencias leonesas. Espero que lo tenga también para mis paisanos y para lectores vinculados de distintos modos con León. Se trata de un artículo de alguien tan polémico como Sabino Arana Goiri, considerado padre del PNV e impulsor del separatismo vasco. Lo publicó en la revista titulada «La Patria» (Bilbao, del 24 de agosto, continuado semanalmente, hasta el 19 de octubre de 1902, con el título «El bascuence en todo el África». Lo llamativo es que, bajo ese titular, sitúa como cita de referencia y arranque, un párrafo seleccionado de escritor leonés: «…el idioma euskaro se habló en toda España…». No haré una demostración, todo lo extensa, todo lo fuerte, todo lo irrefutable que se puede hacer (y no porque carezca de competencia en materia de vascuence, sino) porque no lo consienten los límites de un artículo de periódico. (Antonio de Valbuena: El vascuence en toda España. La Gaceta del Norte, número 310)». Obsérvese la distinta ortografía, que en el caso de Valbuena correspondía a su procedencia de fuera del País Vasco, de territorios a los que Sabino Arana denominaba Maketania , habitada por los maketos.
Antonio de Valbuena, nacido, como es sabido por muchos, en la montañesa Tierra de la Reina, pasó años en el País Vasco. Primero como estudiante en la Universidad Literaria de Vitoria y como director del periódico católico-monárquico «La Buena Causa», en la capital alavesa y, luego, como director igualmente de «La Voz de Vizcaya», en Bilbao. Su formación humanística anterior, en León, le hizo, de manera natural, interesarse por la lengua vasca; pero ni esa dedicación cultural, ni su adscripción al carlismo, eran óbice para la referencia a España como «nuestra Patria querida».
Del otro lado, el independentista Arana no le escatima elogios en materia ligüístico-cultural: «el docto Valbuena», «D. Antonio de Valbuena, baskófilo erudito», «la opinión del avisado bascófilo Valbuena», «el avisado euskerólogo Valbuena», «el erudito baskófilo Valbuena», o al calificarle simplemente como «euskerófilo español». Sabino Arana atribuye origen en el vascuence, entre otros, a los siguientes topónimos de la provincia de León: río Esla ( asto-ura , con evolución y contracciones sucesivas) agua de burro, orina asnal; rio Sil ( zil ), un ombligo; La Bañeza ( labaña-eitze ), un cuchillo de caza; La Baña ( labaña ), una navaja. José M.ª Canal Sánchez-Pagín, en su trabajo «Toponimia euskera y prerromana en la provincia de León» reconoce filiaciones vascuences; pero desde otras raíces: Esla (de la misma palabra astura; pero compuesta de aitz (peña) y ura (agua, río), es decir río de la peña; en cuanto al Sil, derivaría de isil (silencioso, oculto). Sin atreverme a terciar sobre el fondo, desde luego, la mayor dignidad está muy clara.
José González defendía que el Esla dio nombre a los astures y que las denominaciones de bastantes aldeas de la montaña de Riaño eran iberas: Baradón (Burón), Iskaro (el Escaro, hoy tragado por el pantano), Ankiles (Anciles, sumergido también), Loides (Lois), Crémanes (Crémenes), Argibejo (Argovejo)…. Canal Sánchez-Pagín considera indiscutible la etimología vascuence de Burón, Éscaro y Lois, entre otras. Las referencias de Arana a Valbuena aparecen en pasajes de carácter general y sólo afectan a un tema astur-leonés cuando descarta el aitz (ast) en las etimologías de Asturias y Astura (que evolucionará a Esla). Ahí coincidían en negar el término «peña». La fantasía de Sabino Arana, para llevar el agua a su molino, elevando el caudal con alegría voluntarista, queda de manifiesto al tratar de la génesis que aportará al nombre de la capital leonesa. Escribía de esta guisa: «…como los primeros pobladores fundaban una ciudad de sabios jurisconsultos y queriendo perpetuar a través de las generaciones futuras la memoria de su pacífico temperamento, que los inclinara a ocuparse en las nobles lides del derecho y la administración de la justicia, imponían a la culta ciudad el nombre honroso de Legi-on , es decir buena ley , como, según es sabido, se llamó en otro tiempo la ciudad que hoy lleva el nombre de León». Imagina también Arana hasta un hipotético parentesco. «Leiria (Portugal) -decía más adelante- fue, como León, ciudad de cultos y pacíficos curiales, pues su nombre es síncopa de lege-iria-a, ciudad de la ley . ¡Qué dichosos debían de ser sus habitantes!». Ese afán extensivo deja igualmente estupefacto al lector en denominaciones no de ascendencia latina sino árabe y que Arana pretendía vincular al vascuence: así Guadalajara o Algeciras. Para la primera manejaba un grito de guerra para entrar en combate: gu-adarrak-gara, que significa, nosotros somos cuernos o los del cuerno . Para el bautismo de Algeciras aportaba un supuesto insulto desde el otro lado del Estrecho: alge zirade, que significa sois unos inútiles.
Con el paso del tiempo, las fuentes primarias cada vez resultan más inasequibles. El diario «La Gaceta del Norte», de Bilbao, apareció en 1901 y suspendió su publicación en 1984; pero la Hemeroteca Municipal de Madrid, con amplios fondos de periódicos históricos, no tiene los dos primeros años de este rotativo vasco, por lo cual, falta el número con el artículo de Valbuena; la colección de la Hemeroteca Nacional empieza todavía mucho más tarde. A su vez, la Biblioteca Nacional, guarda algunos libros de Sabino Arana, pero no las Obras Completas, editadas por Sendoa.
Por lo demás, uno es periodista y no filólogo. Los datos quedan ahí, sin intentar dictaminar en profundidad.
(del Diario de León, 06-11-2008)
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