GEORGINA FERNANDEZ
Con 47 años se convertirá en el miembro más joven de la Real Academia Española. Será la cuarta mujer con sillón en la RAE y precisamente ocupará el del poeta ovetense Angel González, el de la ´P´ mayúscula. Otra asturiana, Margarita Salas, fue una de las encargadas de apoyar su candidatura, pero no son esos los únicos lazos que ligan a Inés Fernández Ordóñez con Asturias.
¿Significa algo para usted ocupar el sillón que dejó vacante Angel González?
Cuando me lo dijeron sentí una gran emoción porque soy más lectora de novela que de poesía y Angel González es de los poetas que he leído y he citado versos suyos en mi oposición a cátedra. Con su poesía he conectado mucho y le tengo gran devoción.
La científica asturiana Margarita Salas la apoyó ¿La conocía personalmente?
En la distancia la admiraba, pero no la conocía personalmente y creo que me apoyó, una vez que conoció mi historial académico.
En la RAE hay muy pocas mujeres. ¿Debería hacerse algo para cambiar esto?
Con mi elección hay 4 de 46, menos de un diez por ciento y las filólogas tienen una presencia mayor en la vida universitaria española, como es mayor el peso de las escritoras y periodistas en el mundo cultural. Yo creo que a medio plazo la Academia debe reflejar la realidad social.
¿Deberían aplicarse medidas de discriminación positiva para acelerar ese proceso?
Yo no estoy a favor de las cuotas rígidas –las cuotas se deben aplicar con precaución– y sí a favor de las políticas de igualdad, de que se garanticen los principios de igualdad. Creo que las cuotas rígidas podrían ser contraproducentes. Por ejemplo, cada vez hay más mujeres estudiando Filología o Medicina. Si aplicáramos cuotas, discriminaríamos en el futuro a las mujeres.
Creo que tiene usted vinculaciones con el Seminariu de Filoloxía Asturiana de la Universidad de Oviedo.
Sí, conozco a algún profesor y he participado en coloquios sobre Menéndez Pidal. Estuve en octubre y tengo unas excelentes relaciones con Juan Carlos Villaverde, Xulio Viejo, Ramón D´Andrés y Xosé Lluis García Arias.
También colabora con la revista Filoloxía Asturiana.
Sí, ahora va a salir una necrológica que he escrito sobre Diego Catalán, que fue mi maestro y falleció en abril de este año.
Como dialectóloga investiga fenómenos lingüísticos del habla popular y creo que una de esas investigaciones se centran en el asturiano.
He grabado a hablantes de Asturias y estuve investigando el llamado neutro de materia.
¿Puede ser más concreta?
Sí, es un fenómeno que se creía únicamente asturiano; se produce cuando se dice, por ejemplo “la madera está seco”. Se pensaba que se daba únicamente en Asturias y una pequeña parte de Cantabria, pero se ha demostrado que se produce en toda Castilla occidental y me precio de haberlo descubierto.
Ha tenido entonces mucho contacto con la llingua.
Recorrí el centro y oriente de Asturias y además llevo años explicando la llingua asturiana a mis alumnos. No soy hablante, pero la entiendo.
¿Cree que el asturiano corre peligro de desaparecer?
Eso es muy difícil de determinar. Cuando hice las encuestas me pareció que los hablantes mantenían el dominio del asturiano; claro que mis encuestados eran personas mayores, pero conozco a jóvenes que también hablan un asturiano estupendo. Lo que no sé es si, de forma colectiva, corre riesgos.
¿Usted opina que si fuera oficial el asturiano estaría más a salvo?
¿Pero no lo es ya?
No y desde algunos sectores se aboga por la oficialidad.
Yo soy muy tolerante en ese sentido y creo que debe prevalecer la voluntad de los hablantes. En principio, cualquier lengua es un bien y debe ser preservada, pero el hacerla oficial es una decisión política. Quizás el asturiano tendría más presencia, por ejemplo en las comunicaciones oficiales, si se convirtiera en lengua oficial, pero creo que si los votantes tuvieran una clara voluntad en ese sentido, el asturiano sería oficial, igual que ya lo son las lenguas de otras comunidades autónomas.
(de La Voz de Asturias, 23-12-2008)
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