RICARDO CHAO
Aunque parezca mentira, muchos de los nombres de nuestras montañas, parajes e incluso comarcas han sido objeto de manipulación y falsificación. En otras ocasiones han sido “robados” por regiones vecinas, y todo esto ha pasado -y sigue pasando- ante las propias narices de los leoneses sin que se haya hecho absolutamente nada al respecto.
Mi intención en éste y sucesivos posts es dar a conocer algunos de estos casos, haciendo un somero repaso de los que me parecen más sangrantes.
Comencemos con el ejemplo de algunas de nuestras montañas. Mi primera experiencia al respecto me ocurrió en el pueblo de Aviados, cerca de La Vecilla. Allí existe una hermosa peña que toma la forma de un muro ciclópeo hundido por uno de sus extremos
Recuerdo que la primera vez que fui por allí de ruta le pregunté a un lugareño por el nombre de tan peculiar montaña, y él me preguntó a su vez si quería saber el nombre “de verdad”, o el que aparece en los mapas. Extrañado, le pedí los dos, a lo que me respondió que el nombre “oficial” es Peña Galicia, pero que en el pueblo siempre se le había llamado “Peña Canga”.
Ocurre lo mismo con muchas otras montañas leonesas: si ojeamos los mapas topográficos, nos encontraremos con otras “joyas” como Peña Santa de Castilla (¡toma ya!), en los Picos de Europa, cuyo nombre tradicional y por lo tanto auténtico, es sencillamente “Torre Santa”, sin apellidos foráneos. También tenemos “Peña Cantabria” (en la Valcueva) y muchas otras muestras de que a mediados del siglo XX alguien se lo tuvo que pasar pipa rebautizando los nombres de las montañas como le dio la real gana. Según dicen, en ocasiones los culpables fueron clubes de montaña de origen forastero, que aprovechaban sus ascensiones para rebautizar los picos a los que habían vencido.
Pero otras veces estos falsos nombres o neotopónimos son fruto de la ignorancia de los encargados de recoger los nombres de lugares para el Mapa Topográfico Nacional. Existe una historia muy conocida entre montañistas según la cual cuando estos funcionarios llegaron al pueblo de Correcillas preguntaron cuál era el nombre de la montaña más próxima al primer hombre que pasaba por allí. Éste, que era asturiano, les respondió que seguramente se llamaría como el pueblo. Ésta sería la razón por la que el pico Polvoreda (llamado así por el polvo de nieve que se levanta cuando sopla el viento) ahora es conocido como Correcillas. De todas formas, la historia no puede ser verdadera, ya que en el Mapa figura como Polvoreda, es decir, aparece con su nombre tradicional.
En cualquier caso, éstos son sólo unos ejemplos que nos indican que constituyen nada más que la punta de un enorme iceberg.
¿Cuál sería la forma de “desfacer el entuerto”? Pues consistiría en una ardua labor de investigación toponímica, al estilo de la que están llevando a cabo nuestros vecinos asturianos, donde gente especializada recorre incansablemente los pueblos, encuestando a los lugareños para obtener la toponimia tradicional, que ha sido utilizada por incontables generaciones anteriores a la nuestra.
(de Corazón de León, 20-10-2010)
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