J. CUEVAS
El pasado domingo, Inés Fernández Ordóñez ingresaba en la Real Academia Española (RAE). Lo hacía para ocupar el sillón P , vacío tras el fallecimiento del poeta asturiano Ángel González. En su discurso de ingreso tuvo palabras de recuerdo para él y también se refirió al asturleonés para aportar ejemplos de que el origen del castellano no tiene un lugar concreto. Los filólogos asturianos, conocedores de estas tesis, dan a La Voz su punto de vista sobre las relaciones que mantienen estas dos lenguas.
La presidenta de la Academia de la Llingua Asturiana, Ana Cano, entiende que los préstamos de vocablos son habituales en todas la lenguas. “Si no fuera así”, explicó, “el latín seguiría siendo la lengua de Roma”. Apasionada confesa de la Geografía lingüística, supone que las referencias al área de influencia de determinados vocablos en el discurso de Fernández Ordóñez proceden del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI), con una buena parte que no se ha publicado aún y basado en encuestas llevadas a cabo entre 1930 y 1931. Pero cree que otros datos importantes del ALPI tendrían que ver la luz.
“A la pregunta ¿Cómo denomina a la lengua que habla? todos los hablantes dicen que es asturiano. No hay ni una sola respuesta que se refiera a bable o a las variantes locales”. En el Navia-Eo, añade, ninguno respondía que hablase gallego, sino que se referían a ello como chapurreado, la misma respuesta que se obtenía en territorios fronterizos entre el aragonés y el catalán o el castellano y el catalán.
Cano aclara que “cada palabra tiene su propia historia” y espera que, tras la repercusión del discurso de la nueva académica de no se esconda “la idea de que en el español estamos todos. Eso sería muy peligroso. El español es lo que es y la lengua asturiana es lo que es”. En este sentido, recordó un trabajo suyo en el que repasó las palabras que el castellano cogió del asturiano, pero “no del castellano de Asturias”.
Para Xosé Lluis García Arias, que como Cano, no leyó el discurso íntegro pero sí las informaciones publicadas al respecto, esta aclaración también es importante. “El asturiano no es el castellano, y no se pueden identificar los dos idiomas por mucho que entre uno y otro haya influencias”.
García Arias comparte con Fernández Ordóñez que, en efecto, la convivencia del castellano con otras lenguas de la península ibérica hizo que “tomara prestados” algunos elementos del resto de lenguas. A lo largo del tiempo, profundiza, las influencias han sido diversas por la expansión del castellano por territorios alejados entre sí. También alerta sobre la costumbre que tienen “algunos lingüistas españoles” de “mezclar las cosas”. Como ejemplo, habla de las ocasiones en las que lo leonés se confronta a lo castellano, cuando “solo se puede entender dentro del dominio lingüístico ástur”.
El ex decano de Filología José Antonio Martínez aclaró que la visión de la nueva académica está “bastante extendida entre los filólogos”, pese a que desde otros lugares se insista en vincular a Castilla el español. “De hecho”, apunta, “por los primeros documentos que se conservan escritos son más bien riojanos. ¿Significa esto que el castellano nace en La Rioja? Tampoco. No hay un lugar específico, igual que no se puede hablar de una fecha”.
“Detrás del español actual está el castellano, y también todas esas lenguas”, explica citando también al mozárabe y aclarando que Alfonso X ya se refirió a la influencia leonesa de la lengua castellana.
Otro filólogo, Ramón d’Andrés, presenció en vivo el discurso de Inés Fernández Ordóñez, que, según informa, es una gran conocedora del asturiano y colabora desde hace años con el Seminariu de Filoloxía Asturiana de la Universidad de Oviedo, que coordina d’Andrés. El acto contó también con la presencia de el director de la Revista de Filoloxía Asturiana , -en cuyo próximo número la académica publicará un artículo- Xulio Viejo.
D’Andrés coincide con el resto de filólogos en que la línea de investigación a la que se refirió en el discurso Fernández Ordóñez ya es conocida, y muchos lingüistas la comparten. Estando de acuerdo en el planteamiento de la académica sobre la idea de que “lo castellano no fue solo lo que nació en el núcleo originario norteño”, el filólogo asturiano añade que estos es, en realidad “lo que sucedió con cualquier lengua románica, de la península o de fuera de ella”.
Como ejemplo, afirma que el catalán no se formó en las comarcas del norte de Cataluña ni en el sur del Rosellón, sino que se alimentó con elementos del navarro-aragonés. Y lo mismo sucede. concluye, con la lengua asturleonesa. “Tampoco se formó exclusivamente con elementos de Asturias o del norte de León, sino que en su recorrido histórico fue alimentándose también de elementos del castellano y del gallego-portugués, por poner solo dos ejemplos”.
Sobre Fernández Ordónez, quien según entiende también sabe que este fenómeno no es exclusivo del castellano, D’Andrés destaca la el conocimiento de las hablas rurales.
(de La Voz de Asturias, 17-02-2011)
Deixar ua Respuosta