JAVIER G. CASO
Iris Díaz Trancho (Gijón, 1981), acaba de publicar Nome , (Publicaciones Ámbitu), su primer libro de relatos. La obra se inscribe dentro de una trayectoria marcada por la literatura infantil y juvenil, siempre en llingua asturiana.
¿Este libro supone un cambio de registro?
Es un cambio bastante grande, sobre todo de registro y también de género. Este es mi primer libro de relatos y además para adultos.
¿Por qué este giro?
Digamos que son relatos que no se escribieron de manera expresa para este libro salvo dos o tres que son inéditos, sino que la mayoría son recopilatorios de cosas que tenía por ahí y surgió la oportunidad de publicarlos con Ámbitu.
¿Los relatos de ‘Nome’ tienen un hilo conductor?
Sí que intenté que sobre todo tuvieran cierta coherencia estética. Y de hecho dejé bastantes cuentos fuera a la hora de buscar este objetivo. El libro está dividido en dos partes temáticas.
¿Y qué temas aborda?
Una se llama Tan dientro y se refiere más a temas más relacionados conmigo como Asturias o el ámbito personal y familiar. La segunda parte del libro se llama Tan Lloñe y estaría relacionado con diferentes temas que me interesan de una forma u otra, pero que son de mundos que no tienen nada que ver conmigo.
¿A qué mundos se refiere?
Son historias que tratan de lugares que no tienen nada que ver conmigo: como Irán, Argentina o La India.
¿Lugares a los que ha viajado?
No necesariamente, así que de alguna manera son una especie de viajes imaginarios.
Algunos relatos son muy cortos, ¿son microrrelatos o poemas?
Esa es una discusión que tiene todo el mundo desde que salió el libro (risas): Si los primeros relatos son poemas, microrrelatos o prosa poética.
¿Y usted qué dice?
Yo lo definiría como prosa poética, pero queda al gusto del lector como lo quiera llamar.
¿La narrativa corta exige trabajar de forma distinta?
Cuando se presentó el libro, Antón García comentó que eran relatos muy concentrados y cuidados. Evidentemente si quieres contar una historia en una página tienes que intentar labrarla y trabajarla más que si tienes veinte páginas para desarrollarla.
¿Publicar relatos cortos supone un abandono de la literatura infantil y juvenil?
No. Es un paréntesis clarísimamente. A mi me interesa seguir ahondando en la literatura infantil y juvenil que es el ámbito en el que me siento más a gusto, la verdad. Aunque seguiré escribiendo narrativa porque también me apetece, pero no con el objetivo se sacar un libro sino porque me va prestando.
¿Se plantea una novela o nuevos relatos cortos?
Nunca se sabe. Creo que el relato corto es el ámbito en el que me siento más cómoda, pero como somos seres cambiantes igual lo mismo dentro de cinco años me da por escribir en plan Corín Tellado (risas).
Dentro del panorama de la llingua asturiana usted sigue la estela de sus padres: Monchu Díaz y Amalia Trancho. ¿En qué sentido su obra literaria está marcada por la de sus progenitores?
Más que la obra literaria, me marcó el gusto por la literatura. En mi casa siempre hubo muchísimos libros y siempre me despertaron el gusto por la literatura. La obra de mi padre tampoco es tan larga como para que me influyera tanto, pero sí el gusto por la literatura y el tema lingüístico.
¿Por eso escribe en asturiano?
Es algo absolutamente natural, como lo fue desde pequeña el tener cuentos en asturiano y en castellano.
¿Qué tal la experiencia en castellano de ‘Vivo en una Casa Malva’?
En realidad se publicó en asturiano, pero la editorial propuso traducirla en castellano y sacar una edición bilingüe. Y se movió más.
(de La Voz de Asturias, 16-05-2011)
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