J. G. CASO
Han transcurrido 34 años desde que Xosé Lluis García Arias publicara la primera edición de Pueblos asturianos: el por qué de sus nombres . Pero el ex director de la Academia de la Llingua Asturiana no abandona sus estudios toponímicos y acaba de dirigir la publicación de Toponimia Hispánica.
¿Qué supone para usted la coordinación de esta obra?
Es un reconocimiento al trabajo desarrollado tanto desde la Universidad de Oviedo, como desde la Academia de la Llingua. Tras aparcarse el proyecto inicial, que era una toponimia europea, conseguí la colaboración del profesor Emili Casanova, gracias a la cual una editorial valenciana publicó Toponimia Hispánica, que acabamos de presentar en Barcelona en el Congreso Internacional de Ciencias Onomásticas.
¿Qué criterio de selección siguieron ustedes para elegir los topónimos más importantes?
Decidimos que fueran diez topónimos por provincia y seleccionamos los de mayor relieve social, los más conocidos y fácilmente localizables por los hablantes; pero no tienen por qué ser los más interesantes lingüísticamente. Este libro es un primer paso para un posible trabajo comparativo posterior.
En el caso de Asturias, ¿qué topónimos incluyó usted en Toponimia Histórica?
Asturies, Avilés, Cuadonga, Xixón, Llangreu, Mieres, Oscos, Uvieu y Picos de Europa.
¿Por qué son topónimos en llingua asturiana?
No se puede hacer un trabajo serio en toponimia si los nombres están desfigurados oficialmente.
¿Habla del maltrato a la toponimia asturiana que muestran los carteles de carreteras del ministerio de Fomento?
Es increíble que hoy en día se siga escribiendo El Caleyo cuando todo el mundo dice El Caleyu.
¿Para qué sirve conocer los topónimos?
Para poder interpretar el territorio. Además hay fenómenos evolutivos de la llingua asturiana que se conocen gracias al estudio de la toponimia. Los topónimos son de gran utilidad.
Póngame algún ejemplo de eso.
Le hablaré de Teifaros, un pueblo de Navia. Es el único caso de en la Península Ibérica de testimonio de la presencia de un pueblo, los teifalis, que colaboraban con los germanos en la Edad Antigua.
¿Qué importancia tiene la toponimia en Asturias?
Esta región es una potencia toponímica. Al ser un territorio tan fragmentado y con una geografía tan diversa, eso produce que cada pequeño espacio tenga un nombre. De ahí esa riqueza.
La primera edición de su libro ‘Pueblos asturianos: el por qué de sus nombres’ es de 1977. A estas alturas, ¿se los conoce todos?
Sé algo, pero no todo. Dominar toda esa complejidad es muy difícil.
¿Hacemos un uso correcto de los topónimos?
Cuando intentamos corregirlos, a veces cuesta que los medios de comunicación lo tengan en cuenta. Y yo les pediría que hagan un esfuerzo por poner los nombres en asturiano según el criterio de la Academia de la Llingua, que es el que debe prevalecer.
(de La Voz de Asturias, 10-11-2011)
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