M. S. MARQUÉS
«Llos trabayos de Chinticu», composición en asturiano de 372 versos, escrita por Juan Junquera Huergo a comienzos del siglo XIX, se ha convertido con el tiempo en uno de esos ejemplares singulares y únicos preciados por cualquier biblioteca. Se trata de una obra que aparte de su valor literario reúne algunas características que la hacen especial y reseñable.
Una de esas singularidades es que únicamente se conocen dos ejemplares, depositados en la Biblioteca del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), pero ambos son diferentes: uno impreso y otro manuscrito. Los dos proceden de la biblioteca del asturianista Máximo Fuertes Acevedo, aunque se cree que pertenecieron a Julio Somoza y que fue éste quien los habría regalado a Fuertes Acevedo.
Obra curiosa e interesante, esta composición satírica de Junquera Huergo tiene además la característica de haber sido la primera publicación que se realiza en lengua asturiana en Gijón, en 1843. De la imprenta salió con forma de folleto de unos 15 centímetros y 18 páginas que debía contar con tapas aunque hoy no se conservan. En la actualidad se encuentra encuadernado por el propio Fuertes Acevedo en un volumen que reúne otras publicaciones muy variadas.
Independiente de éste se encuentra el ejemplar manuscrito. Se trata de una copia completa del texto, realizada por el propio Somoza con letra menuda y cuidada. En ella se inserta una nota en la que se detalla más información sobre el autor, su contenido y también sobre el impresor. Del contenido del poema comenta que el autor «se propuso satirizar en ella al Garabís y al Galegu. Era el primero un teniente de ingeniería que, a las órdenes de D. Celestino del Piélago, dirigía las obras de fortificación en Gijón; y el segundo, un sargento o capataz que vigilaba a los trabajadores, gallego al parecer, y cuyos malos modos con aquéllos le hicieron acreedor de la sátira popular»
Junquera Huergo, que había nacido en La Reboria, parroquia de San Andrés de los Tacones (Gijón), fue un asturianista convencido y un bablista practicante. Profesor y director interino del Instituto Jovellanos de Gijón, dio muestras con esta obra de su aprecio por la lengua asturiana. Sin saberlo entonces, con su largo poema «Llos trabayos de Chinticu», compuso una obra que hoy está considerada uno de los tesoros bibliográficos de Asturias por su rareza.
C, bibliotecaria del RIDEA, comenta que, además de la composición formada por los 372 versos, la obra cuenta con una introducción titulada «Al lletor», firmada por «El Reborianu», seudónimo de Juan Junquera Huergo, con el que hace alusión a su lugar de nacimiento en La Reboria.
Álvaro Arias Cabal, que realizó un estudio sobre el poema para los «Cartafueyos de lliteratura escaecida» de la Academia de la Llingua Asturiana, sostiene que «la composición, aparte del valor literario que pueda tener, destaca por ser una de las primeras obras impresas en asturiano, a la que sólo precede en el tiempo, como obra literaria publicada de manera autónoma, la antología de José Caveda y Nava de 1839».
Subraya, además, que es preciso tener en cuenta que «Llos trabayos de Chinticu» no pasa de ser un cartafueyu. Pero este folleto se convierte en pieza singular no sólo porque probablemente sea la primera obra en asturiano que se publica en Gijón, sino también por la curiosidad de que exista una copia manuscrita del propio Somoza que le ha acompañado hasta hoy, después de formar parte de la biblioteca de Fuertes Acevedo.
A todo ello hay que sumar que es la primera composición en asturiano que lleva el título también en esta lengua, al revés de lo que ocurre con las obras publicadas por Caveda, en las que los títulos siempre van en castellano.
En el texto que Somoza incluye sobre la obra en la edición manuscrita observa que el autor, «con el objeto de alejar todo lo posible las sospechas, escribe en estilo desaliñado y tosco, sin tener para nada en cuenta las reglas de la poesía, pero en un bable tan neto, que aun los más avisados no vacilarán en clasificarla como genuina expresión de la musa popular dotada de toda gala poética». En su afán de describir cualquier detalle referente a la obra, añade que fue impresa en Gijón, en la imprenta de Sotomayor, en el año 1843… y que apenas quedan ejemplares.
María Jesús Villaverde afirma que nada más se sabe del impresor, ni se conoce ninguna otra obra salida de su taller; sin embargo, observa que en el folleto hay un gran interés por estas cuestiones. Tampoco, a pesar de las pesquisas, se ha podido localizar ningún otro ejemplar de «Llos trabayos de Chinticu», lo que lo convierte en pieza única.
El propio Somoza, en su registro bibliográfico asturiano, dice del folleto que se publicó como anónimo «y es una amenísima sátira local que tenemos por una de las primeras y raras producciones de la imprenta gijonesa». Somoza también hace hincapié en la rareza de la obra cuando refiriéndose a ella la califica de «escasísima y muy buscada».
Juan Junquera Huergo (1804-1880) escribió esta composición satírica en lengua asturiana siendo aún joven y mucho antes de ocupar la plaza de profesor del Instituto Jovellanos de Gijón, al que llegó en 1856.
De su trayectoria literaria se puede concluir su interés por la lengua asturiana, lo que le llevó a escribir la primera gramática bable, fechada en 1869, que más de un siglo después publicaría la Academia de la Llingua Asturiana (1991). Colaborador habitual de la prensa asturiana, fue también el autor de un Diccionario asturiano-castellano, un extenso vocabulario que permanece inédito.
(de La Nueva España, 05-02-2012)
Deixar ua Respuosta