Con algún retraso sobre las fechas previstas debido a problemas técnicos, ya se encuentra a la venta el número 33 de la revista Argutorio.
En general, y como suele ser habitual, sus contenidos tienen relación con la provincia de León y, en varias ocasiones, con Astorga en particular o con su territorio histórico. Además, también para seguir la tradición de la publicación, se incluyen artículos sobre naturaleza.
En esta ocasión, es el astorgano Juan Manuel Sandín Pérez el que firma el primer trabajo, dedicado a la famosa carta del año 254 de San Cipriano, obispo de Cartago, dirigida a los fieles cristianos de Astorga-León, en la que el santo africano se pronuncia sobre cuáles considera que son los obispos legítimos de estas comunidades cristianas. Se trata del primer documento que hace referencia al cristianismo en nuestras tierras y por ello su importancia es muy grande.
A continuación, el artículo de José Piñeiro Maceiras estudia la etapa final del Movimiento, los últimos estertores del franquismo ideológico, en el periodo 1975-1982 y en nuestra zona geográfica: el suroeste leonés.
Seguidamente, Lorenzo Martínez Ángel analiza en una breve colaboración, las etapas de formación de dos personajes destacados de las letras leonesas del siglo XX: Carmelo Hernández Moros, ‘Lamparilla’, y Antonio González de Lama, en los seminarios de León y Valderas.
El 4 de noviembre de 1893, poco después del fallecimiento del obispo Grau (septiembre de ese año), Antonio Gaudí presenta su dimisión como director de las obras del palacio episcopal de Astorga. El arquitecto Guereta se hace cargo de las mismas en 1906 y es el que concluye la construcción del palacio en 1913. Marcelino García Crespo se pregunta cómo pudo resistir lo construido por Gaudí esos trece años (1893-1906), sin haberse instalado la cubierta. Aquí es donde entra en escena el arquitecto Blanch, que tuvo una participación corta en las obras, desde enero de 1894, pero importante en el aspecto comentado, según se demuestra en el citado trabajo de Marcelino García.
Artemio Manuel Martínez Tejera plantea en la siguiente colaboración nuevas e interesantes hipótesis sobre las iglesias del siglo X que recuerdan mezquitas, algunas de las cuales se encuentran en nuestra provincia, como San Miguel de Escalada y Peñalba de Santiago. ¿Por qué tienen ese aire musulmán? ¿Tiene sentido, como se ha defendido tradicionalmente, que ‘cristianos viejos’ que emigraron a un nuevo territorio cristiano reprodujeran en las iglesias que construyeron formas que recordaran a su infiel y pagano opresor del sur? Evidentemente, no, y Artemio Martínez nos propone en este interesantísimo artículo una hipótesis mucho más lógica que ésta.
La utilización de los nuevos y modernos sistemas informáticos de información geográfica han permitido, entre otras cosas, descubrir muchos nuevos yacimientos arqueológicos, de los que no se tenía noticia en los últimos censos realizados. En concreto, y para nuestro territorio astorgano, en los valles de los ríos Cabrera y Eria. En el primero había 19 sitios castreños registrados en el último censo de los años 90; ahora se han descubierto 21 nuevos. Y en el segundo, el valle del Eria, se tenían localizados 8, y ahora habría que sumar 9 más. Todo esto nos lo cuenta Julio Manuel Vidal Encinas, arqueólogo Territorial de la Junta de Castilla y León, en el trabajo que presenta en la revista.
Olegario Pérez Alija trata en el siguiente artículo sobre unas curiosas representaciones del sol y la luna, que se encuentran en dos jambas de piedra en una casa de San Ciprián de Sanabria. No está claro que se hiciesen exprofeso cuando se construyó el edificio, quizá a finales del siglo XVIII, y más bien parecen reutilizadas. En cualquier caso resultan llamativos los paralelismos con otras representaciones muy antiguas de estos mismos símbolos, que Olegario muestra en esta colaboración.
Tres acuarelas de mujeres con trajes populares, dos de Astorga y otra de una localidad leonesa desconocida, que llevan fecha de 1572, podrían ser las representaciones más antiguas conocidas de trajes populares de mujeres de nuestra zona, y hasta ahora resultaban desconocidas, lo que bien justifica el siguiente artículo de Ignacio Pérez García, en el que describe el laborioso y minucioso trabajo de investigación que le permitió llegar a bastantes e importantes conclusiones, aunque, lamentablemente, no a dar con la colección original de la que estas acuarelas son copia.
En la siguiente colaboración, Pablo Pérez García investiga los antecedentes leoneses del argentino José Froilán González (Arrecifes, 1922- Buenos Aires, 2013), piloto que ganó para Ferrari el primer premio del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, en 1951.
En un erudito y documentadísimo trabajo, Pascual Riesco Chueca, de la Universidad de Sevilla, realiza una revisión de las teorías sobre el origen del nombre de los maragatos, aportando datos muy poco o nada conocidos; sobre todo citas del nombre maragato anteriores a su tradicional acepción -desde el siglo XVII- de “natural de la Somoza astorgana”.
Y entrando en la sección dedicada a la naturaleza, Javier García Fernández, coautor de la Guía de las aves de León (2011), además de otros libros y estudios sobre las aves leonesas, dedica su trabajo a las aves diurnas de la provincia de León.
A continuación, Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo, colaborador de la revista desde sus inicios y presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza, escribe sobre búhos y lechuzas, aportando muchos datos sobre estas dos aves nocturnas, bastantes de ellos procedentes de las hoces del Riaza. Fidel José, aunque es profesor de Matemáticas de la UNED, es un apasionado de este lugar y es probablemente una de las personas del mundo que más sabe sobre la fauna que lo habita.
Abilio Reig Ferrer, de la Universidad de Alicante, también colaborador habitual de Argutorio, dedica su colaboración a la grulla damisela, una especie extinguida de la Península Ibérica desde los años veinte. Esta ave ha sido conocida con otros muchos nombres, pero en su artículo Abilio Reig reivindica el uso de ese ornitónimo, “tan prístino y elegante”.
La revista finaliza con unas poesías de Mateo Martínez Cavero dedicadas a Leopoldo Panero. Mateo Martínez es un sacerdote astorgano que colabora por primera vez en esta publicación con lo que pretende ser un reconocimiento y homenaje al extraordinario poeta astorgano, uno de los escritores de más categoría nacidos en nuestra ciudad.
(d’Astorga RedAcción, 05-01-2015)
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