María Xosé Rodríguez (Gijón, 1965) lleva al frente de la Oficina de Normalización Llingüística desde sus inicios, en 2003. En ella, trabaja, codo con codo, junto con otras cuatro personas. Esta maestra y especialista en llingua asturiana controla que su difusión sea la mayor posible.
¿En qué consistirán las jornadas de normalización llingüística que acogerá Gijón entre mañana y el miércoles?
En 2004, ya hicimos las primeras jornadas. Se trata de hacer un encuentro entre distintos servicios de normalización llingüística del Estado español, de una parte, y ahondar en lo que se está haciendo en Asturias, por otra. Vamos a traer a gente de Mallorca, Valencia, Navarra, Aragón y Galicia para que nos cuenten cómo está la situación en esos sitios e intentar hacer un intercambio de experiencias y proyectos. Las tardes vamos a dedicarlas a hablar de lo más cercano. Vendrán las asociaciones y los colectivos que usan el asturiano como lengua vehicular de comunicación. Las jornadas, que serán en el Antiguo Instituto, están abiertas al público.
El Plan de Normalización Llingüística se aprobó en marzo de 2016, ¿cómo colabora la oficina en su desarrollo?
El plan incluye 68 medidas en distintos sectores. Uno es el de la Administración del municipio, donde viene lo que tiene que ver con rotulación, toponimia, manual de identidad gráfica, legislación y normativa… Además, el plan incorpora indicadores para saber qué se está haciendo y qué no, y nosotros hacemos un seguimiento y cada cierto tiempo vemos, con los distintos servicios del Ayuntamiento lo que pueden hacer para su cumplimiento. Y damos cursos de asturiano a la gente que trabaja en el Ayuntamiento.
¿Los gijoneses son reticentes a utilizar la toponimia?
Todos los procesos de adaptación son lentos porque suponen una interiorización. Pasa lo mismo con el lenguaje inclusivo. Cuesta trabajo y es lo que pasa con la toponimia porque es algo que no solo ocurre en Gijón. Falta que las cosas vayan saliendo solas, por eso hay que insistir hasta que salgan de manera natural.
¿Cómo se promueve la difusión de la toponimia desde la oficina?
Este año volvemos a recordar la toponimia con la campaña ‘Llámalo pol nome, ye lo normal’. Editamos unas bolsas con trípticos que contienen la toponimia oficial de Gijón y ahora está circulando un autobús de la línea 10 con la imagen de la campaña.
¿La llingua sigue siendo una desconocida para buena parte de la población asturiana?
Hay una franja de edad de la población que no es que desconozca su existencia, pero nunca ha estado escolarizada en esa llingua. Tienen, a veces, unos prejuicios que son más de cabeza que de otra cosa. Comentan: ‘Entiendo lo que dices, pero a la hora de leerlo no sé si no me costará mucho’. Suele ser una cuestión mental porque luego agarran un ‘pallabreru’ y lo entienden perfectamente. Es uno de los objetivos de los servicios de normalización llingüística: que la gente vea el uso del asturiano como normal y cuando coja un folleto se identifique de tal manera con ello que no sea consciente de en qué lengua está. Es importante que determinadas palabras que siempre tuviste dentro, que tienes interiorizadas, no las pierdas.
¿Como cuáles?
En Gijón, tenemos que seguir yendo a comprar riches. Y el bugre es el bugre y la andarica es la andarica. Son palabras que usamos normalmente, pero claro, luego vas a un chigre y te ponen en la carta crema de nécoras. Y mucha gente desconoce que una andarica es una nécora. Por eso es tan importante el proceso de escolarización, para que hablemos bien cada una de las dos lenguas. Si no, se genera ese ‘amestao’ que, por otra parte, es lo que habla mucha gente y tiene más base asturiana que castellana. Es importante conocer ambas, diferenciarlas y usarlas correctamente, cómo y cuando quieras.
¿Hay un aumento de las matriculaciones en la asignatura de asturiano en los colegios gijoneses?
Es estable el número de alumnos, pese a algunos problemas: intestabilidad del profesorado al no existir la especialidad de asturiano, escaso número de horas para impartir la asignatura… Sí se nota que disminuye en Secundaria porque es obligatoria la oferta de la materia, pero entra como optativa. Y va aumentando, paso a paso, el número de matriculados en los colegios concertados.
¿Ve cercana la oficialidad?
Creo que sí se avanzó en estos años, en el sentido de que gente que hace tiempo era reacia, no solo hacia la oficialidad sino al asturiano, está viendo las cosas de otra manera. Están llegando personas nuevas con otra mentalidad y sin esos prejuicios anteriores. Cada vez son más las personas y los colectivos que ven el uso del asturiano como algo normal, algo que es nuestro y tenemos el derecho y el deber de conocer y de defender. Se están dando una serie de pasos y circunstancias que ojalá nos lleven a que el reconocimiento de los derechos lingüísticos llegue pronto.
¿Cuáles son los principales escollos para que se produzca?
Es una cuestión de que quien nos gobierna y tiene en su mano la posibilidad de reformar el Estatuto de Autonomía tenga las miras un poco más amplias.
¿Los gijoneses acuden a la oficina para conocer los trámites para traducir su nombre al asturiano?
Sí. Tenemos un servicio de traducciones y consultas para la propia Administración y para la ciudadanía. Y una de las cosas que más se consultan son los nombres. Vienen padres que van a tener un hijo y quieren ponerle un nombre en asturiano. También gente que quiere cambiarse el nombre. Les damos toda la información de lo que tienen que hacer.
(d’El Comercio, 12-11-2017)
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