P. A. MARÍN ESTRADA
El consejero de Cultura, Genaro Alonso, tiró ayer de su condición de filólogo y de ciudadano preocupado por el futuro de la lengua asturiana para llamar a superar el ‘amestao’ (híbrido de castellano y asturiano) y construir un modelo idiomático en el que «los falantes se identifiquen», la única manera de evitar que la lengua autóctona acabe diluyéndose en «una variante diatópica del castellano. Los idiomas no mueren de un día para otro, sino por la presión que otros (idiomas) hacen sobre ellos». Lo dijo en su discurso para felicitar a los ganadores de los premios literarios en asturiano que convoca su consejería y que ayer fueron entregados en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo, en un acto presidido por el rector Santiago García Granda y que contó con la presencia de la directora general de Universidades, Catalina Valdés y del director de planificación Llinguística, Fernando Padilla.
En las palabras de Alonso no hubo alusión directa a la oficialidad aunque sí una intensa reivindicación de «la lengua viva de nuestro pueblo» -dijo, citando a Jovellanos- y a su preservación, en la que instituciones como la Academia de la Llingua o los creadores tienen un especial protagonismo. De la primera afirmó que «tiene una tarea importante que no debe olvidar» y elogió a los escritores que «con la belleza hacen la lengua más prestosa y duradera». El rector -que abrió el acto- fue más explícito en sus palabras al recordar que «las instituciones deben velar por los ciudadanos y sus derechos, y la lengua y la cultura son derechos a los que no podemos renunciar». García Granda ensalzó a los premiados. «Sois un ejemplo a seguir» y les brindó la hospitalidad de la institución académica. «La Universidad es vuestra casa, donde tenéis las puertas siempre abiertas».
Por primera vez y con la incorporación del Premiu de Teatru Nel Amaro eran seis los galardones entregados. Y en esta ocasión también se producía un doblete con la concesión a la escritora Berta Piñán de los premios de Novela por ‘Como la muda al sol d’una llagartesa’ y de Lliteratura Infantil y Xuvenil por ‘Vida en el campu’. Los otros galardonados fueron Alberto Vázquez, en la categoría de cómic por ‘Los llazos coloraos’; Xuan Santori, de ensayo por ‘42.553: depués de Buchenwald’; Pablo X. Suárez, en poesía, por ‘Little Babilonia’; y Carlos Alba, en teatro escénico por ‘Llázaro de Tormes’.
En sus discursos hubo llamamientos a mantener la memoria histórica: Vázquez y Santori, lo hicieron hablando de sus obras sobre dos resistentes antifascistas, y recordando a las mujeres creadoras en el modelo de Xosefa de Xovellanos y María Xosefa Canellada, como hizo Piñán. La escena en asturiano tuvo a su valedor en el actor Alba y el poeta Suárez deseó «que dentro de 50 años no tengan que leerse nuestros libros con ayuda de un diccionario». Silvia Quesada y Alfredo González pusieron el arropo musical al acto.
(d’El Comercio, 15-12-2017)
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