P. A. MARÍN ESTRADA
‘Propia xera (Poesía reunida 1974-2018)’ es el título del volumen publicado por Ediciones Saltadera en el que Xuan Xosé Sánchez Vicente (Xixón, 1949) recopila su obra poética y que este jueves se presenta a las 19.30 horas en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón Más de cuatro décadas de creación en asturiano, una lengua por cuya normalización ha trabajado como filólogo, político y escritor.
En ‘Propia xera’ reúne más de cuarenta años de poesía ¿Qué valoración propia hace de esa ‘xera’?
No quité nada. Hay textos de mayor entidad que otros, como es lógico. En general se sostiene bien, aunque algunas cosas escritas hace treinta o cuarenta años emocionalmente no me provoquen la misma atención. Sientes que no lo volverías a escribir, pero intenté aplicar la perspectiva crítica que usaría con otro autor.
Su obra se mueve entre la búsqueda de un lector culto y un guiño hacia lo popular. Antón García lo califica de ‘neobarroco’.
Ahí no sé bien qué quiso decir. Me interesan las formas clásicas y también la oralidad; en este volumen se puede ver: hay versiones de Horacio o Heaney y textos entroncados con la tradición popular, poesía de corte metafísico y social, caligramas, exaltación del paisaje, etc. En eso sí intento cumplir con aquel precepto de Cervantes: «Para que el melancólico se divierta, el enamorado se consuele, etc.». Hay ese poco de todo.
Usted es uno de los fundadores de la nueva literatura en asturiano. ¿Cómo ve el resultado?
Hubo una ruptura con todo lo anterior. Se toma con otro ‘enfotu’, queremos normalizar el uso de la lengua, crear un público lector. No sé si se logró, aunque sí hubo una extraordinaria producción. Y lo más importante: se escribe una literatura comparable a la de cualquier lengua en formas, temas, etc. El Surdimientu fijó esa literatura y el éxito es de todos.
Se pretendía hallar un modelo culto de asturiano, un esfuerzo visible en su propia obra.
Siempre tuve claro que la literatura puede ser culta y rica de léxico, pero no debe escaparse de las formas naturales de la llingua coloquial. Es un error buscar alejarse del castellano solo por alejarse. Recuerdo lo que me dijo una vez Álvaro Galmés de Fuentes: ‘Si el castellano se parece al asturiano, peor para el castellano’. Ya se distingue lo suficiente en la morfología y la sintaxis como para complicarse la vida.
Es el único autor de su generación que ha seguido hasta hoy.
Algunos abandonaron voluntariamente la literatura en asturiano, otros agotaron pronto el depósito que tenían, como Felipe Prieto o Asur. Otros lo hicieron por razones personales, como Concha Quintana. Hay un asunto estructural. El escritor en asturiano no recibe un reconocimiento, aunque sea mínimo, de la sociedad y eso sin duda afecta.
¿Hasta qué punto está condicionado el presente y futuro de las ‘lletres’ al de la propia lengua?
Se corre el riesgo de construir una literatura ‘artificial’ si no tiene presencia en la sociedad o correspondencia con su lengua. Lo decía Xosé Gago, que sin esa interacción puede acabar formándose una literatura como la de los trovadores. Aunque yo confío en que no sea así.
Asistimos a una nueva polémica sobre la cooficialidad ¿Qué opina sobre ella?
Hay un sector de la sociedad que tiene una relación enfermiza con el asturiano, basta ver ese episodio del ‘pateo’ en la Ópera. Es algo que no ha variado. Políticamente parece que se concentra en el PP y Ciudadanos. La novedad está en el partido que siempre se resistió a que hubiera cambios. En 1998, Cascos y Rozada propusieron al PSOE aceptar la cooficialidad diferida (sobre todo para fastidiar a Marqués) y los socialistas se opusieron. Ahora una parte del PSOE tiene otra voluntad, pero dudo de que se lo vayan a permitir en Madrid.
¿Por qué?
En el Estado no quieren más lenguas cooficiales. Se ve en el eco que está teniendo el asunto en medios de Madrid, que están enloquecidos. Esto también es nuevo, pero la cosa viene de lejos. En propia persona viví la redacción del Estatuto. Entonces recibí una llamada del presidente De Silva para decirme que o se suprimía el término ‘lengua propia de Asturias’ o no había artículo 4º. Hubo que quitarlo para dejar ‘lengua’, que es lo que la ligaba al contenido de la Constitución.
Usted fue el autor de ese artículo y el responsable de la actual Ley de Uso pactando desde el PAS con el gobierno de Marqués. ¿Cree que se exploraron todas sus posibilidades?
No. No se ahondó en ella y se le pudo sacar mucho rendimiento. Fue al Tribunal Constitucional porque un juez consideraba que incluía una cooficialidad encubierta. Se pudieron haber hecho muchas cosas. Me hace gracia que ahora el PP diga que es una ley suya, Ciudadanos que es magnífica (risas). En fin, ya sabe cómo es este mundo de la propaganda…
(d’El Comercio, 06-02-2018)
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