FULGENCIO FERNÁNDEZ
A mucha gente le seduce los nombres de los topónimos de los terrenos de nuestros pueblos;muchos escritores incluso los buscan para llevarlos a sus novelas e, incluso, hacer de ellos los nombres o apellidos de sus personajes. Por ejemplo: El Cabritu, El Veneiru, El Covenayu de las Rubias, La Maseira, El Fueyu o El Castrellón… son algunos de los encontrados en una actividad vinculada a la toponimia, el Curso de Encuestadores de la Tradición Oral que la semana pasada finalizó.
Ya son tres las ediciones que se celebran de este Curso de Encuestadores de la Tradición Oral (III Cursu d’Encuestadores de la Tradición Oral en Llión) que apadrinan El Teixu, Rede pal Estudiu y Defensa de la Llingua Asturllionesa y el Institutu d’Estudios Cabreireses. El pasado fin de semana llegaron a su punto final, con la realización de las clases prácticas, dirigidas por Fernando Álvarez-Balbuena García, Andrés Menéndez Blanco e Iván Martínez Lobo. «Los resultados del trabajo de encuestación por Cabreira/Cabrera sirvieron para recoger la toponimia tradicional de Trueitas/Truchas, así como para trazar isoglosas desconocidas hasta ahora en la dialectología cabreiresa», señalan desde El Teixu. Cabría recordar que una isoglosa es «una línea imaginaria que separa dos áreas geográficas que se distinguen por un rasgo dialectal concreto, sea éste de tipo fonológico, léxico o de otro tipo».