PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Se cumplen treinta años de la muerte en Moscú del poeta Celso Amieva y los concejos de Llanes y Ribadedeva lo recuerdan con diversos actos de homenaje. Una ofrenda floral en el cementerio de Niembro, donde reposan sus restos, a la que seguirán el descubrimiento de una placa y una conferencia en Colombres, abren hoy las actividades programadas, que se extenderán hasta el mes de abril, cuando sea Llanes quien tome el relevo. Es el tributo de la tierra de sus raíces a la que el escritor siempre fue fiel y a la que dedicaría algunos de sus versos más sentidos.
José María Álvarez Posada -el nombre civil del poeta-, nació en la localidad cántabra de Puente San Miguel, en la que estaba destinado su padre como maestro, aunque pronto se trasladaría con su familia a Asturias, donde transcurrió toda su infancia y adolescencia. Cursó estudios en la Escuela Normal de Oviedo y durante la guerra civil combatiría en el bando republicano hasta la caída del frente asturiano en octubre de 1937. Comenzaría entonces un exilio que le llevó, tras el triunfo de los sublevados, a los campos de concentración del sur de Francia y a integrarse posteriormente en la lucha de la Resistencia. Libros como ‘Los versos del Maquis’ o ‘La almohada de arena’, publicados en 1960, o la obra testimonial ‘Asturianos en el destierro’ (Ayalga, 1977), reflejan la experiencia vivida en esos años. México y finalmente la antigua Unión Soviética serían sus otras patrias de exiliado, pero él nunca perdió de vista sus orígenes.