P. R.
David Guardado Díez (Gijón, 1970) heredó de su padre, José María Guardado, militante de Conceyu Bable, la pasión y el interés por la lengua asturiana. Licenciado en Filología Inglesa y especialista en Tecnología de la Información Aplicada, acaba de publicar «Llingua estándar y normalización llingüística. La revitalización de les llingües subordinaes» (Araz Llibros), una nueva reflexión sobre la normalización de las lengua minoritarias. Desde el año 2002, coordina la edición digital de LA NUEVA ESPAÑA.
¿Sobrevivirá la lengua asturiana?
Todavía se está a tiempo de salvarla. A veces pensamos que la situación del asturiano es algo especial y la realidad es que hay muchos casos en el mundo. Diría que aquí tenemos condiciones mejores que en otros lugares donde hay lenguas minoritarias. En ese contexto, el asturiano no está tan mal, sobre todo porque se da una peculiaridad, la lealtad lingüística; hay un apego muy grande de los asturianos a la forma de hablar propia. Normalmente, un proceso de recuperación se basa en utilizar esa lealtad para conseguir que la lengua llegue a la plenitud de usos sociales.